De un tiempo para acá se ha puesto muy de moda lavarse los dientes con este tipo de polvo, y tenía ganas de probarlo.
El tamaño de la caja me ha sorprendido, es más grande de lo que yo pensaba y viene bien precintado.
Para utilizarlo, hay que humedecer el cepillo de dientes y posarlo sobre los polvos. Nos cepillamos durante 3 minutos aproximadamente y nos enjuagamos.
Me ha sorprendido mucho el olor: no huele absolutamente a nada, y no tiene sabor, lo cual es un punto fuerte para mi, ya que no me gusta el sabor a menta típico de los dentríficos.
En cuanto al resultado, pues no es milagroso, pero si que he notado los dientes algo más blancos a partir de la tercera aplicación.
Lo estoy utilizando solamente por las noches, ya que por la mañana voy con prisa, y se tarda un poco en enjuagar bien, y al medio día, me cepillo los dientes en el trabajo, y allí sería un poco engorroso.
Después de utilizarlo, se queda una sensación muy agradable de limpieza.
En general, producto muy bueno y recomendable.